«Los nacionalistas avanzan. Esperemos que triunfen así. Deberíamos poder
hacerles llegar armas por arte de magia». Y: «Esta es la imagen de un
país después de una revolución que ha causado casi dos millones de
muertos. Y encima es un aliado nuestro. ¡Espantoso!». Entre estas dos
declaraciones antagónicas de Josef Goebbels transcurrieron tres años,
los mismos que duró la guerra que desangró a España entre 1936 y 1939.
Un período en el que los diarios, discursos y artículos publicados por
el omnipresente ministro de Información y Propaganda se convirtieron en
una fuente de información importante para que muchos alemanes conocieran
su particular enfoque de las batallas y el avance de las tropas de
Franco.
El doctor Goebbels se erigía así en una especie de «historiador»
malintencionado de la Guerra Civil, con publicaciones como el «Libro
Rojo sobre España» o su discurso sobre «La verdad sobre España», ambos
de 1937. En el primero, por ejemplo, registraba y describía con todo
tipo de detalles siniestros los ataques del bando republicano. Mientras
que en el segundo, pronunciado en el congreso del partido nazi celebrado
en Nuremberg, explicaba el supuesto problema español en el contexto de
la lucha entre el «Imperialismo judío-bolchevique» y las «fuerzas
positivas» en Europa, viendo a España como un campo experimental del
«terror rojo» para un futuro ataque al continente.
Según el ABC de Sevilla, que recogió lo acontecido en el congreso de
Nuremberg el 10 de septiembre de 1937, «pocas veces, ni siquiera en
España, se ha logrado situar con tan certero enfoque la auténtica
realidad de nuestra llamada guerra civil como lo acaba de hacer el
ministros de Propaganda alemán». Goebbels, en este discurso y
«apoyándose –decía– en la prensa extranjera», aseguraba que en España el
número de sacerdotes y monjes asesinados era, hasta el 2 de febrero de
ese año, de cerca de 17.000. Un dato al que sumó después números sobre
el comercio de armas y dinero por parte de los soviéticos para tratar de
probar su intervención en la Guerra Civil apoyando a la República.
«Sólo Franco es un hombre»
Todos estos discursos y textos del «historiador» nazi no sólo
sirvieron para reflejar la evolución de las relaciones entre la España
franquista y la Alemania del Tercer Reich en aquellos tres años, sino
para ver también como fue Goebbels cambiando desde el entusiasmo inicial
por el «golpe de Estado», hasta las duras críticas por el lento avance
de Franco en los diferentes frentes.
El 20 de julio de 1936, tan sólo tres días después del inicio de la
sublevación, hace justo 75 años, escribía en sus diarios: «En España
prosigue el “putsch”. Esperemos que triunfe». Ese mismo año, sus
escritos siguieron rezumando el mismo optimismo: «Nuestros mejores
deseos y aviones le acompañan» (9 de noviembre) o «sólo Franco es un
hombre» (11 de noviembre).
Después, Goebbels fue mostrándose cada vez más desencantado con el
desarrollo de la guerra: «El avance de Franco otra vez estancado» (17 de
enero de 1937), «clamorosas noticias sobre el terror rojo en España.
Pero Franco no avanza. ¿Será realmente el hombre?» (24 de enero de
1937), «el ataque aéreo al acorazado alemán “Deutschland” resulta mucho
más grave aún de lo que al principio se pudo pensar: 22 muertos y más de
80 heridos. Esta España maldita nos crea nos crea preocupación tras
preocupación y un día quizá convertirá el mundo en llamas» (31 de mayo
de 1937), «en España no se adelanta. El “Führer” ya no cree en una
España fascista» (24 de julio del 37) o, finalmente, «el ejército
republicano está ya en plena desbancada y lo alemanes todavía no se lo
acaban de creer» (27 de enero de 1939).
La «fanática incapacidad de juicio» de Franco
No es de extrañar tampoco que Goebbels, como ministro de información y
propaganda, utilizara el periódico más emblemático del
nacionalsocialismo –el «Völkischer Beobachter» («Observador Popular») de
Munich– para difundir sus dudas y análisis sobre la contienda
fratricida. El 4 de marzo de 1939, volvía a hacer hincapié sobre ella
con un artículo titulado: «El isleño y la cuestión española». Allí el
cercano régimen resultó, a pesar de la victoria, mal parado una vez más.
Goebbels hablaba de «cerrazón mental y política» y de la «fanática
incapacidad de juicio y falta casi criminal de responsabilidad con
respecto a Europa» por parte de Franco.
Así fue escribiendo Goebbels «su historia» de la Guerra Civil y
ofreciéndola a sus seguidores por fascículos antes del inicio de la
Primera Guerra Mundial. Y hay que tener en cuenta que no existían medios
alternativos de información y que los mensajes hechos públicos en
asambleas de masas y retransmitidos por radio calaban rápido en la
población y servían para reforzar sus ideas. Bienvenido a la «Historia
de la Guerra Civil», por el doctor Josef Goebbels.
ABC
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