lunes, 14 de noviembre de 2011

Gandhi: de dandi a faquir

 Gandhi utilizó su ropa elegante como arma en la lucha por la independencia

Cuando pensamos en Mohandas Gandhi, nos viene a la cabeza un hombre espiritual que desechó todos los bienes terrenales, incluso la ropa. No obstante, su relación con la moda formaba parte de una cuidada campaña de imagen llevada a cabo durante décadas para crear una determinada imagen pública. Hasta pasada su cincuentena, Gandhi no dio con esa combinación tan exitosa que lo convirtió en símbolo de la India nacionalista y que pasaría a la historia con el nombre de Mahatma, "el padre de la nación".

De niño, este hijo de un oficial del gobierno, solía llevar el turbante, la camisa larga y los pantalones amplios típicos de Guiarat, su región natal. Ya de niño, Gandhi se sentía nacionalista y exigía un gobierno independiente para su país, pero durante sus primeros años de juventud adoptó la extendida idea de que los indios debían convertirse en europeos antes de poder alcanzar la independencia. Cuando en 1888 se trasladó a Londres para estudiar en Inner Temple, tuvo que empezar a vestir como un abogado en prácticas. Existe una instantánea en la que podemos verlo luciendo raya del pelo bien marcada, traje de tres piezas, camisa con cuello de puntas y pajarita: el aspecto de un auténtico inglés de clase media.

Aunque todavía se sentía fuera de lugar, Gandhi sí que decidió hacerse más "refinado". Se apuntó a clases de baile y de elocución y llegó a convertirse en un auténtico dandi. Un compañero de trabajo, también indio, lo describió de la siguiente manera: "Llevaba sombrero de copa alta de seda al que le había sacado concienzudamente brillo con un cepillo, cuello de la camisa almidonado, corbata llamativa de todos los colores del arcoíris y camisa de rayas de la mejor calidad. Gandhi solía vestir chaqué, chaleco cruzado, pantalones oscuros de raya a juego, botas de charol y polainas cortas. Siempre llevaba guantes de piel y un bastón con empuñadura de plata". Cuando en 1893 empezó a trabajar como abogado en Sudáfrica, continuó vistiendo a la europea. Con el objetivo de identificarse con los mercaderes indios que constituían su clientela, decidió conservar un toque indio y añadir el turbante a su indumentaria clásica de negocios.

Cuando en Sudáfrica se intentó restringir la libertad de los inmigrantes indios, Gandhi se vio inmerso en asuntos de derechos civiles por cuestiones laborales. Fue entonces, en 1913, cuando decidió adoptar un nuevo estilo de vestir, siguiendo el ejemplo de su ídolo, Tolstoi, que había decidido no solo vivir como un campesino, sino también vestir como ellos.

Gandhi había liderado una huelga nacional de trabajadores indios en protesta contra las excesivas cargas fiscales o de otro tipo, motivadas por el racismo que se estaban llevando a cabo en Sudáfrica. Para identificarse totalmente con los pobres, empezó a llevar túnicas lisas de algodón blanco hasta la rodilla y lungi, una especie de falda típica de los trabajadores agrícolas. Además, también decidió ir descalzo y afeitarse la cabeza casi al cero.

Gandhi iba así vestido cuando el 22 de diciembre de 1913 se dirigió a la cárcel de Pieter Maritzburg para recibir a las prisioneras que habían obtenido la libertad, entre las que se encontraba Kasturba, su propia mujer. Alrededor de 2.500 indios fueron encarcelados, casi una quinta parte de la población total india de Transvaal, pero las injustas cargas fiscales fueron retiradas, con lo que Gandhi se sintió triunfante y listo ya para regresar a la India y comenzar su lucha contra los británicos.

A finales de 1914, cuando se hallaba en un barco de regreso a la India tras casi 20 años en Sudáfrica, la cabeza de Gandhi se mantenía ocupada con dos cosas: cómo plantear un reto al imperio y cómo debería vestirse. Al final, decidió "llevar únicamente nuestra indumentaria habitual", haciendo referencia a la ropa típica de su clase en Gujarat: turbante, camisa, dhoti (taparrabos), manto y pañuelo.


Quemado en la hoguera

En la India ya se había empezado a llevar a cabo una campaña nacionalista, centrada en el swadeshi, el uso de bienes producidos en el país, no importados. En cuanto a vestimenta, se pasó ahora al algodón tejido en la India y no importado de Lancashire. Gandhi adoptó este principio y lo llevó aún más lejos, asegurando que los verdaderos nacionalistas deberían llevar únicamente khadi, unos tejidos toscos confeccionados a mano por tejedores indios locales. Los tejidos importados fueron quemados en grandes hogueras.

Gandhi pasó a lucir un atuendo fabricado en khadi blanco y que consistía de dhoti largo, camisa sin mangas y gorra, animando a otros a que hicieran lo mismo y a convertir este conjunto en el uniforme del activismo nacionalista. Mohammad ali Jinnah, un líder musulmán, fue abucheado cuando se presentó en una reunión del Congreso, el principal partido nacionalista del país, luciendo su habitual traje de Saville Row. No tardaría en abandonar las filas del partido y comenzar un proceso que acabaría con la partición de la India.

En 1921, durante el momento más álgido del movimiento swadeshi, Gandhi decidió dar un paso más allá. El 23 de septiembre de ese mismo año se presentó ataviado tan solo con su taparrabos en una reunión de tejedores. Se trataba de un acto de solidaridad para con los pobres que no podían permitirse comprar suficiente khadi para sustituir las telas extranjeras que Gandhi estaba animando a quemar. También aseguraba que no había suficiente khadi para vestir a todo el país, con lo que "si los varones utilizaran tan poco khadi como él, no habría problema para vestir a las mujeres". No obstante, lo cierto es que nunca instó a nadie a que se vistiera con tan poca ropa como él.

En su semidesnudez, Gandhi imitaba la vestimenta —o la falta de ella— de los sadhus, unos santones mendicantes que poblaban la India pidiendo limosna y ofreciendo ayudas espirituales, como por ejemplo la fecundación de mujeres estériles. En el futuro, Gandhi pasaría a ir a pecho descubierto, con las piernas al aire, vistiendo tan solo su taparrabos y un chai si hacía frío.

Cuando Sonja Schlesin, una de sus primeras seguidoras, le criticó que el hecho de ir semidesnudo era un puro espectáculo que carecía de fundamento espiritual, Gandhi le respondió que era simplemente consecuencia de la evolución de su manera de pensar: "Te aseguro que no hay nada de espectacular en un taparrabos". Posteriormente, también diría que había adoptado el taparrabos "de manera natural, no fruto de ningún esfuerzo ni premeditación".

Ya fuera algo espiritual o no, lo cierto es que no causó ningún daño a su campaña. Sus enemigos echaban humo cada vez que lo veían aparecer. Churchill declaró cuando Gandhi se entrevistó con el virrey de la India que este sedicioso abogado se encontraba "ahora vistiendo como un faquir, del tipo que es más popular en oriente, subiendo semidesnudo las escaleras del palacio del virrey, con el objetivo de entablar negociaciones con el representante del rey-emperador en igualdad de condiciones, a la vez que afuera continúa organizando y liderando una campaña de desobediencia civil".
El virrey de la India, Lord Louis Mountbatten, y su mujer, Lady Edwina, con Gandhi en Nueva Delhi, 11 de abril de 1947.

Cuando en 1930 la revista Time declaró a "San Gandhi" hombre del año en la foto que publicaron iba así vestido. Ese mismo año lideró la Marcha de la Sal en contra de las tasas fiscales impuestas por los británicos en la India y un año después asistió en Londres a la mesa redonda sobre la reforma constitucional india. La reforma no suponía ningún progreso, pero resultó todo un éxito para Gandhi, ya que la utilizó para darse a conocer ante el mundo.
 
El estilo Gandhi de vida asceta, junto con su discurso devoto y desafiante, decorado con cierto toque de malicia, quedaba perfectamente simbolizado en la imagen de sabio en taparrabos que cultivaba. Todo lector de periódicos podía identificar su figura gracias a las tiras satíricas. Todas las miradas se paraban en él durante los noticiarios cinematográficos, llegando a convertirse en una de las personas más reconocibles del mundo. Puede que el único que llegara a estar a su altura fuera Charlie Chaplin.

Gandhi había conseguido dar en el clavo con su imagen de santón semidesnudo que desafiaba al imperio. No obstante, se trataba de una imagen propia, ya que de nadie más se esperaba que adoptase este estilo de moda. Este atuendo lo acompañó hasta el final de sus días, cuando en 1948 fue asesinado.

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