miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿Trató Gran Bretaña de embaucar a los judíos?

En 1917, Gran Bretaña prometió a los judíos una patria en Palestina a la vez que en secreto ofrecía ese mismo territorio a los otomanos.


David Lloyd George, primer ministro británico.
Autorizo a su negociadora establecer un trato 
secreto con el Imperio Otomano, enemigo de 
Gran Bretaña. 
Según nuevos estudios, Gran Bretaña se hallaba urdiendo planes que pondrían en grave peligro la Declaración Balfour de 1917, uno de sus compromisos políticos más importantes del siglo XX, tan solo unas semanas antes de su aprobación. 

El descubrimiento tiene gran importancia histórica, ya que revela la naturaleza inicialmente inestable de la declaración, la iniciativa que al final llevaría a la fundación del Estado de Israel y a la transformación de la historia política y militar de Oriente Medio.

El estudio saca por primera vez a la luz que, tres semanas anes de empezar a ayudar a establecer "una patria para los judíos" en Palestina, Lloyd George, primer ministro británico, estaba haciendo planes para permitir que la zona (por entonces en proceso de conquista por parte del ejército británico) siguiese disfrutando de soberanía otomana, aunque bajo administración británica. Las negociaciones llevadas a cabo al respecto con los otomanos fueron mantenidas en secreto tanto de los judíos como de los árabes.

Es de sobra conocido que Gran Bretaña permitió no solo a los judíos, sino también a los árabes, que creyeran que al final obtendrían el control total sobre Palestina. Dichas ideas, que resultaban mutuamente incompatibles, eran fomentadas para mantener a ambos grupos en el bando británico durante la Primera Guerra Mundial. Lo que resulta novedoso es la revelación de que Gran Bretaña también estaba dispuesta a usar Palestina como cebo para que el Imperio otomano se separara de los alemanes.

La investigación, revelada por primera vez en el libro The Balfour Declaration: The origins of the Arab-Israeli conflict, firmado por el historiador norteamericano Jonathan Schneer, demuestra que Gran Bretaña estaba dispuesta a sobornar a importantes políticos otomanos con millones de dólares con el fin de conseguir desestabilizar la balanza de poder de los años 1917 y 1918.

Schneer ha descubierto que las negociaciones secretas entre Gran Bretaña y sus enemigos otomanos comenzaron a entablarse en serio en marzo de 1916, cuando un oficial otomano de alto rango, en nombre de un grupo de políticos otomanos, abordó de manera indirecta al gobierno británico pidiéndole dinero y asilo político en los Estados Unidos para un grupo de unos 50 importantes políticos otomanos. A cambio, los políticos estaban dispuestos a traicionar a su gobierno y permitir el paso a los submarinos británicos por el estrecho de los Dardanelos.

Gran Bretaña, bajo el gobierno de Herbert Asquith, rechazó esta primera propuesta, que había sido facilitada por un traficante de armas internacional llamado Basil Zaharoff.

No obstante, cuando Lloyd George, el nuevo primer ministro británico, subió al poder, la guerra ya llevaba tiempo en curso, con lo que ahora Gran Bretaña se mostró más que dispuesta a sembrar discordia entre los otomanos y Alemania. A mediados de junio de 1917, Lloyd George envió a Zaharoff a hablar con los otomanos y les propuso obtener permiso de paso para los submarinos británicos hasta el mar Negro a través del estrecho de los Dardanelos a cambio de 10 millones de dólares en sobornos. El primer ministro británico se mostraba ávido por saldar las negociaciones, pero al final fueron los políticos otomanos los que se echaron atrás.

Mientras tanto, a principios de noviembre de 1917, el gobierno británico, ansioso por complacer a los judíos de Estados Unidos y Rusia, aceptó las peticiones de los sionistas (tanto de los propiamente británicos como de los simplemente afincados en Gran Bretaña) para mostrar apoyo al establecimiento de una patria para los judíos en Palestina. Por aquel entonces, Gran Bretaña se encontraba tomando Palestina de manos de los otomanos.

No obstante, tan solo unos pocos días después de que Arthur Balfour, el ministro de Asuntos Exteriores británico, realizara esta declaración, políticos otomanos de alto rango volvieron a mostrar interés por llegar a un acuerdo: en esta ocasión se trataba de un tratado de paz separado.

Los británicos llegaron a la conclusión de que el principal impedimento para conseguir la paz con los otomanos lo constituía la amenaza militar velada sobre Constantinopla que suponían los dos buques de guerra llenos de soldados con base en el mar Negro. Ambos podían bombardear la capital otomana en cualquier momento. Los británicos vieron en la destrucción de estos buques de guerra la clave para que los otomanos dejaran de temer abandonar a sus aliados alemanes y se decidieran a firmóla paz con Gran Bretaña.


Arthur Balfour, ministro de Asuntos 
Exteriores británico,  dio nombre a la 
Declaración Balfour que apoyaba el
establecimiento de un patria judía 
en Palestina. 
A mediados de noviembre. Lloyd George había enviado ya negociadores con poder para ofrecer a los otomanos una soberanía continuada sobre Palestina. Para mediados de diciembre, Gran Bretaña había expulsado físicamente a los otomanos de Palestina y había procedido a ocuparla ella misma. Los sionistas se mostraron encantados, ya que ello significaba que la Declaración Baflour podría algún día ponerse en práctica, pero lo que ignoraban era que el primer ministro británico ya se encontraba entablando negociaciones para cue el territorio volviera a gozar de soberanía otomana.

Los párrafos relevantes de las instrucciones secretas que Lloyd George diera el 9 de enero de 1911 a su negociador Basil Zaharoff y que hasta ahora no habían sido publicadas establecían lo siguiente:

Se acuerda que se pagará una suma de 5.000.000 de dólares en el caso de que los submarinos británicos obtengan vía libre para cruzar el estrecho de Dardanelos y siempre que encuentren oportunidad favorable para torpedear el [buque] Cokben [error ortográfico, en realidad Gocben] y el Breslau y para regresar por el mismo estrecho.

Se acuerda que en caso de que todas las tropas turcas en Palestina y en el ferrocarril del Hiyaz [en Arabia] fueran retiradas al norte de dicha linea de ferrocarril desde Haifa hasta Deraa, se pagará una suma de 2.000.000 dólares y se concederán las siguientes garantías: (1) el ejército británico no impedirá la retirada de las tropas turcas,(2) Palestina no quedará anexionada o incorporada al Imperio británico.

Armado con tales instrucciones, Zaharoff se dirigió a la Suiza neutral, donde había de reunirse con los negociadores otomanos. Sin embarco, de camino, el ejército italiano saqueó su carruaje y cuando llegó a su destino fue desnudado y detenido (al parecer por razones de salud) por las autoridades suizas favorables a Alemania. Al final, fue puesto en libertad y consiguió empezar a entablar las conversaciones con los negociadores otomanos. No obstante, como Rusia decidió retirarse de la guerra, los otomanos temieron que Alemania pudiera resultar vencedora, con lo que decidieron cancelar las negociaciones.

Como resultado, ningún submarino británico logró pasar al mar Negro, los otomanos continuaron siendo aliados de Alemania, los británicos no devolvieron la soberanía de Palestina a los otomanos y la Declaración de Balfour no se vio al final comprometida. 

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