viernes, 4 de noviembre de 2011

Kanchanaburi: cementerio militar de la WWII (Tailandia)

Kanchanaburi. Nuestra motivación: la Historia. Porque la Segunda Guerra Mundial también llegó hasta este apartado rincón de Asia. Y un par de grandes y solemnes cementerios militares saldrán a nuestro encuentro para recordarnos la muerte de miles de personas, muchos de ellos prisioneros de guerra, en la construcción de una línea férrea que los ocupantes japoneses consideraron vital para que las tropas imperiales y sus suministros llegaran hasta lo que entonces era Birmania. 

El cementerio de Chong Kai acoge 1.740 tumbas de prisioneros aliados. Foto: Marino Holgado
El cementerio de Chong Kai acoge 1.740 tumbas de prisioneros aliados

Lápida de un sargento británico. Foto: Marino Holgado
Lápida de un sargento británico
Kanchanaburi, en el centro de Tailandia, a 130 kilómetros de Bangkok, ofrece varios puntos de interés para el viajero. Pero esta vez vamos a detenernos en tres. El primero, los dos cementerios militares. Miles de lápidas perfectamente ordenadas en el suelo llevan nombres como el del sargento I. F. McCalman, un soldado de infantería muerto el 12 de julio de 1943. Quizá australiano, como podría indicar su número de batallón, falleció con sólo 24 años, la edad a la que se muere en las guerras. ¿Cómo llegó el sargento McCalman, con su apellido escocés, a morir en una jungla del centro de Tailandia?

Los apellidos europeos se repiten en las 1740 tumbas (la mayoría de británicos y holandeses) del cementerio de Chong Kai. Y también en las 6.982 lápidas (de australianos, holandeses y británicos) del cementerio de guerra de Kanchanaburi. Unos 12.000 prisioneros de guerra aliados y unos 100.000 trabajadores asiáticos murieron en lo que desde entonces se ha llamado el Ferrocarril de la Muerte, 414 kilómetros de línea férrea que debía unir Tailandia con Birmania. El problema era que el trazado cruzaba zonas de jungla inexpugnable y debía salvar algunos ríos.

Uno de ellos era el río Khwae Yai, o, por simplificar, el río Kwai. Aquí, en Kanchanaburi, los japoneses obligaron a los prisioneros de guerra a construir un puente en 1943, primero de madera y después de acero. Bombardeado por los aliados en 1945, se reconstruyó tras la guerra a unos metros de su emplazamiento original. Es nuestro segundo punto de interés. Del primer puente sólo se conservan en el actual las vigas curvas de su estructura. Pero al pasear por su vía es imposible no sentir que caminas sobre un trozo de historia. Las condiciones de trabajo impuestas por los militares japoneses y la propia vida en la selva condenaron a la muerte a miles de prisioneros y trabajadores forzados.
Las vigas curvas pertenecen al puente original sobre el río Kwai. Foto: Marino Holgado
Las vigas curvas pertenecen al puente original sobre el río Kwai
 Esto nos lleva al tercer punto de interés, el Jeath War Museum, un museo en el que puede verse una réplica de las casetas de madera y bambú en las que eran recluidos los prisioneros de guerra aliados que trabajaban en la construcción de la línea férrea. Las fotos en sepia que se exponen en el lugar nos trasladan a las condiciones de vida en aquel duro periodo. Como el resto de objetos que alberga el museo: armas, mapas... recuerdos de una época en la que una guerra alcanzó los cinco continentes.
 
Prisioneros de guerra en una de las fotografías expuestas en el museo

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